PUBLISHED: Cuba Heals, America Harms; Cuba sana, América hiere: La guerra de Rubio contra la compasión
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JAM| Mar 4, 2025
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En español para nuestros estimadísimos amigos al norte de Port Antonio.
Por Dennis A. Minott, PhD
Durante casi medio siglo, las misiones médicas de Cuba han sido una línea de vida para innumerables jamaicanos y otros en el Sur Global, ofreciendo cuidados habilidosos y compasivos donde las naciones ricas proporcionaron principalmente negligencia, indiferencia o explotación impulsada por el beneficio.
Ahora, Marco Rubio, primer Secretario de Estado de la segunda administración de Trump—empapado en hipocresía y arrogancia imperial—busca manchar este noble esfuerzo como “trabajo forzado”. Esto no es solo un insulto; es un acto calculado de crueldad, un ataque directo al mismo pulso vital de aquellos que más lo necesitan.
Este es el mismo tipo de engaño estadounidense que se burla de nuestras naciones como “cloacas” mientras asegura que permanezcamos encadenados a sus medicamentos sobrevalorados y sistemas médicos depredadores. Rubio—un hombre cuya servilidad al imperio solo es superada por su lujuria por el favor político—se atreve a criminalizar y victimizar a los médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud críticos cubanos (así como a nosotros, los desdichados entre quienes trabajan alegremente), mientras su propio gobierno mantiene un apartheid sanitario global que raciona la atención basada en la riqueza y la geografía.

Pero incluso más vergonzoso que esto es la maldad impulsada por Washington, son los sicofantes jamaicanos que se inclinarán, se arrastrarán y se postrarán, fingiendo que este ataque feroz a nuestra línea de vida sanitaria es de alguna manera una política principista. ¿No tenemos columna vertebral? ¿No tenemos memoria?
Los verdaderos aliados del pueblo caribeño no son aquellos que empuñan las sanciones estadounidenses como armas contra los enfermos y vulnerables. La historia juzgará duramente a esos jamaicanos que traicionan a los suyos al servicio del desdén imperial de Washington.
Jamaica—y CARICOM—no deben acobardarse. El regalo de Cuba a la humanidad no está en venta. Lo sé no por teoría, sino por experiencia vivida. Los médicos y enfermeras cubanos, trabajando mano a mano con sus contrapartes jamaicanas, salvaron mi vida en los subfinanciados hospitales de Port Antonio y Annotto Bay. Han capacitado a más de 19 miembros de mi grupo A-QuEST para hacer lo mismo por los desdichados de la tierra en lugares de “cloacas”—continuando una tradición de servicio desinteresado. He visto la compasión cubana de primera mano mientras trabajaba en Etiopía (para UNIDO) y México (en el IMP), tierras que se niegan a acobardarse, al igual que Cuba misma—indomable a pesar de la malevolencia implacable del gobierno de Trump.
La solidaridad inquebrantable de Cuba con el Sur Global es un triunfo moral. El ataque vergonzoso de Rubio contra ella es otro crimen imperialista contra los más vulnerables.
In English for my most esteemed fellow citizens of Port Antonio and all of Dear Jamaica.
For nearly half a century, Cuba’s medical missions have been a lifeline to countless Jamaicans and others across the Global South, offering skilled, compassionate care where wealthy nations provided mostly neglect, indifference, or profit-driven exploitation.
Now, Marco Rubio, first Secretary of State of the second Trump administration—dripping in hypocrisy and imperial arrogance—seeks to smear this noble effort as “forced labour”. This is not just an insult; it is a calculated act of cruelty, a direct assault on the very lifeblood of those most in need.
This is the same brand of American deceit that sneers at our nations as “shitholes” while ensuring we remain shackled to their overpriced pharmaceuticals and predatory medical systems. Rubio—a man whose servility to empire is rivaled only by his lust for political favour—dares to criminalize and victimize Cuban doctors, nurses, and other critical health professionals (as well as we the wretched among whom they cheerfully labour), while his own government upholds a global health apartheid that rations care based on wealth and geography.

But even more disgraceful than this, Washington-driven wickedness are the Jamaican sycophants who will bow, scrape, and grovel, pretending that this vicious assault on our healthcare lifeline is somehow principled policy. Have we no spine? Have we no memory?
The true allies of the Caribbean people are not those wielding American sanctions as weapons against the sick and vulnerable. History will judge harshly those Jamaicans who betray their own in service of Washington’s imperial disdain.
Jamaica—and CARICOM—must not cower. Cuba’s gift to humanity is not for sale. I know this not from theory but from lived experience. Cuban doctors and nurses, working hand in hand with their Jamaican counterparts, saved my life at the under-resourced Port Antonio and Annotto Bay hospitals. They have trained 19+ members of my A-QuEST group to do likewise for the wretched of the earth in “shithole” places—carrying forward a tradition of selfless service. I have seen Cuban compassion firsthand while I worked in Ethiopia (for UNIDO) and Mexico (at el IMP), lands that refuse to cower, just as Cuba itself does—undaunted despite relentless U.S. Trumpian government malevolence.
Cuba’s unwavering solidarity with the Global South is a moral triumph. Rubio’s disgraceful attack on it is yet another imperialist crime against the most vulnerable.
by Dennis A. Minott, PhD.
March 04, 2025
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